Busqueda de la facultad del ingenio en la poco sencilla creatividad cómica

La risa es la auténtica medida de la felicidad.



domingo, 29 de diciembre de 2013

Que 2014 nos aporte la fuerza requerida


Que el 2014 nos aporte la fuerza requerida.
Que la crisis por fin encuentre la salida.
Que la salud no sea moneda convenida.
Que la felicidad ocupe el centro de la vida.
Que un trabajo a todos nos dé la bienvenida.
Que la paz en este mundo al fin tenga cabida.
Que la ilusión emerja y nunca más sea hundida.

 
Que 2014 nos aporte la fuerza requerida.

domingo, 24 de noviembre de 2013

Soneto del toro inquieto


Pronto vi que el trapo es una trampa,
Que enfrente un lucero zarandea,
Qué poder irresistible me arrea,
Sin quererlo me lanzo como lanza.

Un clamor en la gente se levanta,
Cuando al paso el tejido se ladea,
El rival tan campante se pavonea,
El ruido del trueno no me espanta.

Con gran valor el cuerpo aguanta
La clavada del arpón que me espolea,
Mas el trapo otra vez me solivianta.

El dolor gran bramido me arranca,
La capa hacia delante me menea,
El sable, al fin, sella mi garganta.




Moraleja:
Este mundo coqueto
Te homenajea y dedica un soneto.
Se te despelleja
Y exhiben tu careto.
Si tienes genio inquieto
Por cuenta de la vieja
No compensa ser prieto
Si poco saco y mucho meto.


jueves, 14 de noviembre de 2013

Nadie es de nadie en el amor

En la mente enamorada
es mejor una triste derrota
que una incierta escapada.

Mejor perder sin retorno,
buscando esta paz
que ser cobarde sin aplomo.

La amorosa valentía
siempre se premia,
la indecisión es sombría.

Hay dulces victorias
que el tiempo recarga y endulzarlas
siempre otorga.

Hay derrotas amargas
que se tornan apoyos vitales
si se estima en lo que valen.

Y ambas no son nada si te evades.
¿Y si juegas al empate?
¿Tan poco vales?

Qué ganas si ganas.
Qué pierdes si pierdes.
Qué te juegas si empatas.

Nada es nada.
Nadie es de nadie.
Nada es de nadie.

Sabe mucho el que solo sabe
que saber mucho en el amor
es apenas saber nada, de nada.


(Dibujo de Yole Traverso Gallino hecho en 1918)

Nadie es de nadie.

Si no se apuesta en el amor 
siempre se pierde.

Si tú apuestas y pierdes,
Que seas solo tú el que apuesta y, sobretodo, tú solo el que pierde.

Nadie es de nadie.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

La respuesta de Neandertala

Hablo en nombre de esos que llamáis ociosos, son nada más y nada menos que los padres, las madres, hijos, hermanos nuestros o cualquiera mismo que llega con una rotura sin cura: Solo que aquí no hay ociosos ni necios, el mas torpe recoge higos y castañas.

Los ociosos  puede que se refiera al vagabundeo de un mes de recreo por el monte y regreso con un trofeo asombroso de una cabeza de ciervo con su piel y que unos han comido solos.

Cuando regresáis con un muslo de carne no aportáis más de que lo que os zampáis en las jornadas de descanso que disfrutáis de comebellotas, y cuando regresáis al monte dejáis peor las reservas de alimento que cuando llegasteis.

Antes, cuando los antepasados, la carne era traída por un pequeño grupo según era cazada, mientras el grueso de la partida seguía cazando y mandando lo que se iba obteniendo que podía ser miel, grano, huevos o frutos; luego, ante la caza de una gran pieza regresaban todos y en su gloria se les agasajaba con una fiesta.
Con estas últimas generaciones vuestras la caza se come en el monte, lo que hace engordar e impide regresar de prisa y cargados. Es necesario eliminar el mareo de la perdiz que parece que da de comer a pocos y solo crea desigualdad e ilusionismo.

Nosotros queremos ayudarnos unos a otros, no lo impidáis. Yo os pido que juguéis limpio y sin bloqueos, vosotros podéis hacer lo que os convenga sin avasallar, pero dejad que los demás nos preparemos para que la carga sea compartida. Sabemos que todos antes o después acabamos dependiendo del pueblo.

Los que juegan con la ventaja de disponer de los útiles ancestrales para ganarse el sustento piensan que todos están como ellos sin saber que otros solo disponen de sus manos. Renunciad de la herencia que es de todos y empecemos todos de nuevo bajo las mismas reglas de competencia sana.
Dejad de verdad que podamos montar una nueva tribu sin vosotros. No lo creo posible.

Honra la franqueza del que declara sus verdaderas intenciones aun cuando estas no han sido suficiente valoradas en sus consecuencias. No seréis la solución de nada, acabareis en la ruina y en el camino habréis causado la de todos.
Todos necesitamos estar tranquilos para hacer bien las cosas, para buscar comida es mejor estar tranquilo y bien alimentado, compartir sirve para soportar mejor los tiempos de penuria. No es necesario que todos nademos en la abundancia, sino que cada cual tenga al menos lo imprescindible.

Lleváis muchas lunas hablando de que cada uno se alimente a sí mismo y no explicáis como os alimentaréis vosotros sin nosotros; lo que se os ha ocurrido no lo podréis llevar a cabo sin el uso de la fortaleza de individuos  favorecidos por la herencia, la salud y la lozanía.

No es necesario que se rompa el arca tribal, la población necesita que se garantice la estabilidad de la tribu, ya que en acciones desesperadas se cometen más siniestros en contra de la conservación de los bienes.

Lo que se necesita es crecer en habilidades, se ha comprobado que clavando una rama en la tierra crece una higuera entera y al poco tiempo da higos, hay que aprender a cultivar plantas cerca del poblado ya que serán muy necesarias en épocas de carestía. Se trata de no agotar los recursos.

Se requiere que naturalmente todos nos esforcemos en conseguir suplir las necesidades de la comunidad. No es necesario el cambio de reglas que favorezca solo a unos. Cambiemos lo mejorable y mantengamos lo esencial.

Si no queréis seguir como hasta ahora, dejad que nosotros aportemos los mínimos apoyos a los nuestros siguiendo nuestras conciencias.

Todo es un todo. Todos para todos.


-         Se hará lo que yo diga – dijo Neandertal.
-         Neandertalia estará condenada – empezaron a cantar las adivinas. 

domingo, 3 de noviembre de 2013

El discurso del Neandertal

Ya me gustaría que estas palabras significasen un futuro tranquilo y placentero para todos los componentes de esta estirpe gloriosa y laboriosa, pero tengo que declarar que, como todos ya saben, los campos de caza y los bosques de recolección se están reduciendo y están cada vez más lejanos, resultando que los cazadores cada vez se esfuerzan y trabajan  más, mientras, algunos apenas aportan beneficio real y suponen más gasto en víveres y recursos,  haciendo la situación insoportable.

Nadie debe temer el futuro, somos altos y fuertes,  somos capaces de alejar de nuestras vidas los malos espíritus como nunca en los tiempos se ha conocido, de contentar a los buenos espíritus agradecidos por nuestras ofrendas y obsequios generosos para que  nos ayuden en la adversidad; pero los espíritus arrojan  señales de deseos de cambio en los astros. No debemos dejar que las desgracias recaigan sobre todos porque unos pocos no sean capaces de aportar su parte para contentar a los buenos espíritus.

Los grandes herbívoros están muy reducidos en número, lo que nos acarrea apuros y dificultades su caza. El bosque se está agotando y sus posibilidades son más cortas cada vez.

Hay que ponerse al día, otros cazadores ya nos están mostrando su audacia. Perdemos al cambiar bellotas por jabalí.

Está claro que, aunque nadie lo querría, hay que tomar medidas y no queda más remedio que poner solución a las necesidades reales de la comunidad para asegurar el futuro.

Durante años hemos compartido suerte y esfuerzos como hermanos que somos, poniendo a disposición de los más necesitados los víveres necesarios para su sustento aunque no se esperase nada de ellos, pero es el momento de que cada cual consuma los bienes que sea capaz de proveerse, y que ninguno sea una carga para nadie.

Se suprimen las fiestas generales de bienvenida de los cazadores y recolectores con derroches y gastos sin medida. Hay cada vez más seres ingratos que nada aportan sin que nadie impida que reciban una parte. Es hora de que cada uno se provea a sí y a los suyos para que los reconocimientos sean compensados a los más provechosos.

Ya sin rémoras ni lastres por parte de los menos capacitados, los más provechosos conseguirán que las  partidas vuelvan a sus antiguas obtenciones y logros.

Aunque no soy personalmente partidario de ello, es una respetable decisión que el individuo ceda protagonismo al interés colectivo bien entendido: solo será bueno para el individuo lo que es bueno para la comunidad y si cada uno mira por su propio interés se mirará por el interés colectivo.

Cada vez son más los que creen que los menos dotados deben estar más implicados en cubrir sus propias necesidades materiales. Ya me gustaría anunciar que nadamos en la abundancia como en otros tiempos que ya no volverán, pero el poblado se ha cargado de manera creciente de mujeres gestantes, niños pequeños, ancianos inservibles, tullidos limitados, cretinos, vagos y necios que encarecen los esfuerzos sin aportar apenas.

Para que no todo parezca malo, en una fiesta de consolación cada partida proveerá una cantidad de casquería y huesos para los más necesitados  de la tribu.

Los menos capaces deberán desarrollar su ingenio para aumentar su autonomía personal y social, y los que no estén contentos se les invitará a formar una nueva tribu allá de los bosques. No es preciso que seamos más y sí que seamos mejores.

Es seguro que el futuro recompensará este esfuerzo que se hace con el convencimiento de que los nuevos neandertales que surjan dominarán la tierra como los elegidos que somos.

El futuro nos pertenece, la tierra es nuestra.

Viva Neandertalia.



- Hay que jorobarse- dijo a viva voz la Neandertala, que se levantó para hacer la replica.

domingo, 20 de octubre de 2013

En Delfos en busca del oráculo

Ya el día anterior, de camino a Delfos, buscaba respuestas a mis vacilaciones, en espera de que apareciese una respuesta sin emitir una pregunta concreta; según la respuesta ya podría adivinarse la pregunta o con la respuesta va la pregunta a la que se podría estar contestando.

Buscaba respuestas a preguntas que estaban por definir, por concretar: quiero saber, pero qué es lo que deseo saber…deseo saber tanto…pero, hay cosas que no quiero saber. Extendido tengo el temor a que se cumplan los deseos y que se puedan volver en contra.

 En lugares mágicos en los que las diferentes civilizaciones que pasan por allí van colocando sus templos sobre las piedras de los anteriores – esta civilización recoloca las piedras caídas y envía a miles de turistas o curiosos-, mi organismo, con respeto ancestral y curiosidad mítica, sentía de forma consciente la curiosidad: es algo, algo es, algo pasa ¿qué es?, ¿qué pasa si pasa? 

No es cuestión de fe en el mito, es una necesidad de saber más o antes; algo como la influencia de la luna o la presión de las nubes cargadas de energía que algunos sienten como les aplatana; luego, fenómenos ajenos se llevan las culpas de lo inesperado nos suceda. Los astros indican, pero no obligan.

En Delfos, el oráculo es la respuesta que dan en el santuario las pitonisas, y la inspiración es la gracia que aportan las musas en el Parnaso  Apolo rige el santuario y el Monte Parnaso es habitado por las Musas. Había que ir con sanas intenciones de saber más, con toda la humildad de un ser  pequeño y vulnerable.

En la subida parecía yo estar en otra cosa, no sabía a dónde iba, me deje arrastrar por la masa, permaneciendo abotargado.
Nos paramos para ver las esplendidas vistas del valle, antes de llegar a las columnas que indicaban un lugar importante, mas mi preocupación era mayor, en apariencia, por colocarme bajo una sombra que me protegiese del sol de mediodía que de informarme sobre que era o que representaba todo aquello.



En uno de aquellos muros reconstruidos me senté en el suelo, en la tierra, los paseantes y compañeros de viaje sonreían y comentaban mi apalancamiento, alguien me hizo una fotografía que es la más representativa de lo que me estaba pasando, estaba en el muro de la entrada del Templo de Apolo y santuario de Delfos. No pasé de la entrada, estaba cansado. Había que subir a ver el Teatro y al Stadium, pero no me apetecía ver nada más.
No fotografié el templo en su totalidad, pues no era consciente de lo que aquello era, parecía que estaba en otra cosa, el turismo no era mi asunto. Aunque había preparado que cuando llegase solicitaría un oráculo, ni me enteré que aquel era el momento, que estaba allí.
Me dijeron que subir al Stadium llevaría 30 minutos y que la conservación de las ruinas no era buena en comparación con el Teatro de Epidauro o del Estadio de Olimpia, ya vistos, por lo que bajamos con el pretexto de ver las ruinas de la Thula, vista frustrada por culpa de una cerveza fresca en el bar del aparcamiento.

Tal vez, el oráculo definió su mensaje, cuya interpretación, que hice en aquel momento ya sereno mientras refrescaba el gañote, sería que: “No es tan importante llegar o pedir, si no que había que estar a la sombra fresquito y proveerse de filtros que protegiesen de la radiación solar”.

Por la noche la súper Pitonisa aclaró su oráculo:

“Si encuentras una muralla en tu camino, en vez de superarla, planta un jardín delante de ella”.


Aquella misma mañana empecé a planear como elegiría el lugar para plantar el jardín y como me las ingeniaría para desbrozar y arrancar las primeras piedras del huerto.

Sabía que no sería fácil.

lunes, 26 de agosto de 2013

Las mentiras del silencio

No quería mentir, prefería la omisión o la ocultación.
Había intentado pasar por el asunto de puntillas, callar hasta que escampase.

No quería hablar del tema, le ponía malo. No había llegado hasta allí para exponerse a la luz de los taquígrafos.
El tiempo se le puso farragoso y ya de forma ineludible debía enfrentarse al tema. En vivo y en directo. Ante las más altas estancias.

Entre la espada y la pared sintió la garganta cuando se vio encima del cajón con toda una jornada por delante.

Hizo un amago de ir diciendo todo lo que debería decir, aunque lo más importante lo dejaba para más tarde.
Perdón por su responsabilidad indirecta, por no haber estado más fino al elegir a su equipo y no evitar lo que otros hicieron.
Se le recordó que no se preguntaba por terceros, aunque también, sino por lo que hizo y sabía él mismo.
Cuando llegó la hora decisiva se le veía mirando el reloj de reojo, como esperando que sonase pronto la campana.
Hizo lo que mejor sabía hacer. Puso el ventilador, paso al ataque como mejor defensa, habló de otros y se presentó como victima de circunstancias ajenas a su persona y su voluntad.

Le recordaron que él era el timonel y que el barco era suyo, y que  como capitán no se escudara en grumetes y polizontes.
Dijo poco y en oblicuo, de pecados añejos y ajenos. Sacó pecho, presumió de su trayectoria.
Nada dijo sobre lo que se le preguntaba ni de lo que se esperaba de él.

Rehuyendo del fregado. Que suerte el poder contestar con otra pregunta o lanzar un exabrupto o faltar al que pregunta o dar la callada por respuesta o salir por peteneras.

No se mojó, omitió, ocultó y procuró no decir nada que se presentase después con pruebas irrefutables. Suspiró cuando vio que el tiempo se agotaba, y pensó en las vacaciones que le esperaban para transmitir alegría.

Había cumplido, mas..El asunto no estaba zanjado.
Temió el final de las vacaciones,..En un nuevo asalto.

Movilizaría a sus asesores para buscar un atajo, cerrar aunque fuese en falso, ganar tiempo hasta la primavera para que las cuentas mejorasen y auxiliasen cualquier otro parámetro.

El otoño sería su Rubicón. Primaría el silencio negativo, la transparencia inconsistente, la madurez callada.

Nada mejor que un buen silencio. No se falta si el verbo no existe.

En otoño esperaba silencio cerca y bullicio lejano.
En el invierno escabroso para carnaval encargaría un disfraz de El Cobrador del Chal.
La primavera estaba lejos, si llegaba demostraría que la mejor excusa es la que no se da.

sábado, 20 de julio de 2013

El relevo de la gallina Pica Huevos

Todas las gallinas buenas
En el corral de esta vida
Ponen huevos en el nidal
Y que entre todas anidan.

Todas criarán polluelos,
Con buena sabiduría,
El corral se renovará
Con la nueva pollería.

Cuando una esté clueca,
Todo el nidal incubaría,
Tres semanas completas,
Superando la carestía.

Mas, la menos ponedora,
Se ha adueñado del nidal
Y fingiéndose la clueca
La indispensable se hará.

Vaga, no busca su comida
Y pica los huevos del nidal,
Número que va reduciendo
Su glotona vana actividad.

Dice: como estoy clueca
No puedo trigo buscar
Y por un huevo menos
Sacaré mejor el nidal.

Estoy débil del esfuerzo
Y se me debe respetar
Que si incubo los huevos
Me pueda yo sustentar.

Según pasan las jornadas
Va exterminando el nidal.
Y les cuenta la leyenda
De que otras pican más.

Que el picoteo es secular,
Y que con menos polluelos
Mejor pueden criarse pocos,
Con más trigo por el suelo.

¡Manda huevos! Cacarean
Las gallinas del corral,
Para este triste camino
Alforjas se necesitarán.

Busca grano como todas
Buscamos por el corral,
Abstente de arruinar sola
Los huevos de las demás.

Si se pierden los pollos
No es necesario incubar
¡Vaya ruina de gallina,
Qué lastima de nidal!

La gallina pica huevos
No quiere razones dar
Y se atiene a su belleza
Y su gran cacarear.

Una gallina muy lista,
El relevo quiere dar,
Con perspectiva a la vista,
Ha creado un buen nidal.

En el que, poquito a poco,
Con gran tesón y energía,
Va colocando sus huevos
Que ella sola cuidaría.

Unas semanas oculta,
Logra sacar el nidal.
Con diez bellos polluelos
El corral se podría salvar.

Con la alegría en las pajas,
Ya se ocuparan mañana
De ataques de sabandijas,
Zorros y otras alimañas.



Y yo de nuevo que espero
Si no es a dar el relevo.

domingo, 16 de junio de 2013

La trasgresión o el arte de no quedar impasible

La idea estaba cuajada tras varios días sobre ella. La palabra “austericidio” era recurrente por lo que debía aparecer en el título. Buscando rima en pareado el titulo final sería: “No hay mayor fastidio que un torpe austericidio”. Trataba sobre los recortes y la austeridad que los imponía que ya en inicio se sabía que por si mismos solo podrían ahondar el agujero de esta crisis de apariencia tan artificial e irracional. Alguien había decidido que había que bajar el nivel de la deuda soberana y con los recortes no hacía más que crecer. La gente con la economía de vía estrecha o no podía o no debía gastar con lo que bajaban los ingresos fiscales que para compensar la bajada de caja se aumentaban los impuestos que en un círculo infernal recortaban la cartera ciudadana ya bastante estrangulada y aún bajaba más la recaudación, la deuda aumentaba, el déficit crecía y los derechos ciudadanos menguaban. La espiral austericida.

El tema necesitaba una imagen que escenificase la historia, y como todas las entradas en paradoja me había llevado a pensar en una composición con unos objetos que escenificaban simbólicamente la historia: unas tijeras recortadoras, una cebolla llorona, una guinda pastelera, una pelota hecha con la hoja salmón de un suplemento de economía, una hoja cultural en la base, y unos trozos de pan dulce.



El autor no debe explicar su obra para dejar que el receptor saque sus propias conclusiones, pero en este caso tampoco creo que hiciese mucha falta.

Las tijeras clavadas en pie sobre la cebolla sujetada por el pan aprisionarían la guinda quedando al lado la pelota de papel salmón y todo ello sobre la página cultural. Chupado, solo que las tijeras no quedaban en pie.
Mientras intentaba afanosamente mantener el equilibrio de la composición que de forma inestable me impedía realizar la fotografía un adolescente entró en la habitación al que pedí ayuda para conseguir que quedase en pie la tijera sobre la cebolla. La ayuda fue negada en rotundo. Insistí sin dejar de lograr la faena yo solo, mientras le explicaba que se lo agradecería muchísimo, el adolescente impasible me espetó:
-         No porque lo que estás haciendo es una tontería.

Le seguí explicando, sin dejar de intentar la faena, que para mi era muy importante y que consideraba la composición que estaba realizando de alto valor simbólico, volviendo a rogarle su ayuda. Con un grito y pretextando su necesidad de desayunar abandonó la habitación.

No sin penuria al fin logré el equilibrio deseado de los objetos y realice un montón de fotografías en diversas posiciones.

Cuando hube acabado me fui hasta donde estaba el adolescente e intenté explicarle como el año anterior le había prestado el libro de Karl Jung “ El hombre y sus símbolos” y le animé a que lo leyese o al menos que mirase sus múltiples fotografías y leyese sus pie de foto.

Aproveche su desconcierto para explicarle el contenido simbólico de la obra a la que no me había ayudado a realizar: el llanto y la cebolla, la tijera y la crisis, el papel de periódico con la economía y la cultura, el pan de si mismo y la guinda del pastel decrecido.

Como explicación global de la obra le señale, como le había intentado resumir desde su infancia, el valor de una palabra clave: trasgresión o el arte de que una obra, aparte de su formato, sea capaz de no dejar impasible.  

Luego, con desagrado tuvo que oír un sermón sobre la capacidad de negar ayuda al prójimo que se la solicita y permanecer tan impasible como si se tratase de una obra que no inspira nada o no se le hace caso. El sermón concluyo con una sentencia: Ayúdate a ti mismo, ayudando a los demás.


Este relato fluyo de las musas como un manantial en una primavera tan llovida como esta y al concluirlo se lo pase al adolescente para que lo leyera. Al rato devolvió el escrito y soltó un reconfortante:
-         Muy bien, enhorabuena.

Me sonó a gloria, tanto que no me quepo de gozo.

domingo, 19 de mayo de 2013

El Pedestal de El Malaquí sí tiene quien le suscriba

El caso del pedestal escaqueado

(2ª Parte de El caso del pedestal escaqueado).

Un sabueso no abandona jamás un rastro, es mi lema, me digo y me diré mientras las fuerzas me acompañen. En cada oficio van escritas sus reglas, la que no quiera pincharse que no se haga costurera.

Siempre me gustó ser eso, un rastreador de pistas, altruistas a veces. El caso del pedestal escaqueado reúne todos los requisitos para que me ocupe de ello en mis ratos libres. Incluso  es aborrecible, esta vez di un paso a ser un paladín de la reposición solo por que pienso que es una gran causa.

Es muy gordo que le sustraigan el pedestal a la estatua del más magno pensador penibético de todos los tiempos o casi. 

Harto de pasarme por la Cazona del Parque y que ya ni siquiera me recibe el ordenanza aquel de la etapa anterior que me contaba los rumores, y viendo que mi promesa de restablecer “el escaqueado Pedestal” que habían escaqueado a la estatua de  Iben Gabirol, en los Jardines de Iben Gabirol de la calle Alcazabilla.

( Foto 1: El humilde mira al suelo a donde se encamina
               su vida).

Mientras, para cumplir mi intención de abrir una suscripción pública para levantar un pedestal a los pies del insigne poeta y filósofo Iben Gabirol, convertido en ilustre nativo de a pie a saber por qué y para que se le erigió una estatua que ya apenas se ve.
Aquel filósofo medieval se alegra en su humilde parca de estar a nivel de sus paisanos, pero algunos de sus paisanos consideran que el mismo que en sus mejores días se hizo llamar El Malaquí en honor de la tierra que lo vio nacer se merecía mejor trato por parte de esta. Yo mismo, para vencer el agravio, me aventuré a ser solícito y humilde también, para abrir los corazones de mis cultivadas amistades con el fin de que con una pequeña donación de cien euros por parte de ellos se pudiesen contratar las obras y pedir los permisos para levantar un pedestal de obra y a ser posible enfoscar con mármol de Macael.
Hubo unanimidad en indicarme que aquella era una causa perdida y que ahora con los recortes era difícil que se movilizasen los recursos necesarios para materializar la empresa. No querían entender que era a ellos y no a los entes públicos a quien se solicitaba el donativo.
Solamente la Agrupación local de poetas y poetisas por las libertades rítmicas se ofreció a colaborar en la venta de papeletas en el caso de que se procediese a una rifa solidaria.
No me pareció mala idea, así que encargue de mi bolsillo dos mil papeletas de dos euros con concurso ante notario esperando encontrar un notario que se prestase a realizar la comprobación gratis total por amor al arte. Por El pedestal de Avicebrón El Malaqui, denominé el concurso para no dar las mayores pistas.
Pensando que así, ayudando a un poeta antiguo, me las quitarían de las manos empecé a venderlas por los conocidos y concurrentes del vecindario.
La primera mañana no pudo ser más gráfica, estos fueron lo primeros comentarios que me hicieron ante la propuesta de venta de la papeleta:
-         P´al Mangui no, que no, que se pudra el Mangui.
-         Pa Malaqui que pague el jeque, que la champion lo necesita.
-         Pa una estatua, anda ya, ...con el hambre que pasan los vivos.
-         Una carrera pedestal es un rollo, si fuese una ciclista. Y en que equipo corre el Avicebrón?.

Ni que decir que ahora uso las sobrantes papeletas para tomar notas en el reverso.
No me amilané y, aún así, entusiasta seguí las pesquisas y la búsqueda de soluciones al escaqueado pedestal.

 Así me decidí a escribir al mismísimo autor de la escultura a California explicando semejante hurto a la decencia y altura de miras del insigne filósofo, objeto de tanta admiración en otros tiempos y ahora se apreciaba una desconsideración local indigna de la tierra que vio nacer a tamaño emérito poeta.

No creo que fuese por la información que le envié, pero lo cierto es que Hamilton Reed Amstrong se personó en la Costa del Sol y mostró su intención de ocuparse personalmente de restablecer el agravio.

Hamilton por suerte fue a ver el estropicio y al contemplar la desquiciada mirada que proyectaba  el personaje, y viendo con tan poca altura de miras dada a su esplendorosa obra, cogió un enfado enorme y se plantó en La Cazona y se hizo oír, sobre todo por los periodistas que convocó a pie de la estatua sin pie, y como los periodistas son los únicos que de verdad se hacen oír en estas latitudes por los mandamases locales se montó un revuelo considerable.

(Foto 2: Se puede estar en el mejor lugar en el peor sitio).
  
A partir de las quejas del autor de la estatua y a instancia de los reporteros y de la autoridad local hubo manifestaciones por parte del urbanista que escaqueo el pedestal al que no le quedó mas remedio que justificar su rebajada acción aludiendo a la proximidad y cercanía de Iben Gabirol con el pueblo y que así podía estar a la altura de las gentes. Nada justificó de porqué facilitar las micciones de los canes en las proximidades de donde debía estar el escaqueado pedestal. Tampoco justificó porque esa cercanía con las gentes no se aplicó nunca a ninguno de los encumbrados homenajeados en bronce o piedra de la veintena de estatuas repartidas por la urbe.

Este sistema de proximidad campechana es el empleado en algunas ciudades con personajes populares de extracción popular -como las alegres hermanas tenderas de Compostela o de la animada vendedora de periódicos de Cáceres- para que se fotografíen al lado los turistas, pero pretender hacer lo mismo con un poeta insigne es demasiado.

El concejal de estatuas y estaturas se justificó en el criterio técnico diciendo que se escaqueo el pedestal por “Prescripción Facultativa”, como si de una enfermedad se tratase. Lo que hay que oír.
Alguien próximo habilitó unos eurillos para que se depositasen unas flores a ras de tierra en los alrededores de la estatua cultural y se pidió al concesionario de la terraza que se colocasen unos geranios disimulando los toneles comerciales que alegrasen la proximidad, por si aparecían los reporteros gráficos.

(Foto 3: las flores no ocultan las ausencias y las salpicaduras del barro desgastan hasta el duro mármol).

Las asociaciones del barrio insistieron en la incomodidad para el prócer patrio en tener rebajada la mirada hacia donde los canes inyectaban sus pipís como si el monumento se tratase de un vulgar “pipican”.

Al ver la noticia del enfado del escultor me pasé por la Cazona. El ordenanza municipal volvió a recibirme como si nada hubiese pasado y tratándome de forma solemne me explicó que había un proyecto de reubicar a la efigie del sabio en la futura Plaza de la Judería (que así se iba a llamar la proyectada Plaza de la Nieve) junto a la torre del Centro cultural ya llamado Iben Gabirol, a escasos 20 metros de la ubicación actual, pedestal incluido, para realce de este personaje que es la gloria de esta ciudad. Bajo una higuera como cuenta la leyenda que fue enterrado. Que detalle.
   
Menos mal que esta vez el pedestal y el autor de la estatua sí que tuvieron quien les escriba. Digo yo.

Tal vez por ello le devuelvan un año de estos el escaqueado pedestal.


(Foto 4: Una nueva edificación a la izquierda del poeta, tras un pasadizo se perfila una plaza que podría ser tan apropiada como la de la higuera de la librería del Museo Picasso).
  
Será un descanso que Al Malaqui descanse sobre su legítimo pedestal.

Aquí no acaba la cosa, el instinto de sabueso no abandona un rastro, yo seguí buscando el pedestal por las ocultas dependencias municipales, mas no encontraba nada.
Supe que solo me podía guiar por mi instinto y me dejé llevar hasta que buscando un poco de sol en esta fría primavera, ¡zas! Allí estaba el pedestal. No se siquiera si era el pedestal original, pero era un bonito pedestal que los despedestaleros no podrían negar su existencia ni su conveniencia de ponerlo a los pies de Iben Gabirol u de otro despedestalado insigne. En el Parque, entre la maleza, ¡zas! Allí estaba el pedestal. Bonito como no habría otro pedestal en el sur, deteriorado por los elementos y el abandono como se comprende por su existencia.

En el Parque frente al Puerto, el lugar soñado de todo admirador de los grandes poetas. Que pongan a Vicente, a Miguel,  a Federico, a José Manuel, … o … que por favor que pongan a Juan Ramón, pero que se elimine este desperdicio de pedestal sin celebridad.

O si no, que pongan al que gane el próximo festival de Eurovisión. Jejé.

Mejor que pongan al que una vez estuvo allí, que seguro que si le bajaron es que era muy bueno y decía cosas indecibles o inconvenientes.

(Foto 5: Un pedestal sin utilidad en el Parque).

Allí mismo surgió esta canción:

El sol sumando con Gabirol.

Que esta Costa del Sol
Del vivir cuantitativo
Fue tierra de Gabirol
Tan distinguido nativo
Que su nombre llevó
Por todo lugar que fue
Con ese aire tan altivo
De la orgullosa nación.

Que en estas bellas Costas
De los bellos grandes Soles,
Hay muchos entes insignes
Sin sus obligados pedestales,
Mientras bellos pedestales
Están sin sus Ibn Gabiroles.
En muchos incógnitos lares
Rodeados de bellas flores,
Encumbran los miradores
Con tan altos ventanales,
Y en los sótanos bajadores
No oculten a intelectuales.

 (Foto 5: Una nueva plaza entre calle Granada Y calle Alcazabilla con un pasadizo entre ambas).

Aquí iría la estatua con su pedestal (entre la calle Granada y la calle Alcazabilla con un pasadizo, que se ve al fondo de la foto, que comunicaría ambas vías), en la que se iba a llamar Plaza de la Nieve (por estar hace tiempos una fábrica de hielo) y que ahora se llamaría Plaza de la Judería (por eso de hacer barrio) y que como está allí la torre mudéjar donde está el centro Ibn Gabirol, pues que de paso también se podría llamar así dicha plaza. Está a unos 20 metros de la actual ubicación de la estatua. Lo que me dijo el ordenanza que es el que sabe.

Tal vez continuará o tal vez, por fin, todo tiene su fin.





miércoles, 15 de mayo de 2013

La balada desesperada de la vaca sobreordeñada


Sobre ubres campechanas
Descansa esta gran avidez,
Repiquetean las campanas
De la muy temible dejadez.



Hay ya tantos loros finos zampando chocolate
Que las cuentas de loro son hoy tan voraces,
Más caras salen que bananas comiera un primate,
Cortar el chocolate psitaceo no sería un dislate.

No se comprende que se cargue más carga
Sobre la curva, débil y diminuta espalda,
Disfrutando los gordos de la manga larga,
Bailando los flacos con la más corta falda.

Tras los cristales oscuros de la opacidad
Los ordeños se suman de forma pasmosa,
Considera menos sórdida la triste realidad
Cuando las ordeñadas parecen hermosas.



Unas pocas gimen tan desesperadas,
En las plazas tristes de la operadora,
Cantando en voz alta la ilusión soñada
De romper la atadura de la ordeñadora.

La harina como premio consuela a otra vaca,
Pensando que la ubre al fin no es tan sobada,
Y cantando esta canción olvida el raca raca
Que pagando su pan se siente compensada.

Mientras la imaginación es la fuga más usada.
La manada brama poco en crónica desafinada,
Nadie impide que esta vaca sea  tan ordeñada
Que aburrida muge la balada desesperada.

Las ubres que en nombre de altos valores,
Tantos y tantos anhelan tener en sus dedos
O mamar los más mamarrachos ordeñadores,
Tienen grietas por donde se cuelan enredos.



Que podría yo decir que todos ya no sepan
Si cuando mujo quejas, alegría se interpreta,
En yacijas de tantas que hace que no quepan
En estas situaciones ya no sirven las tretas.

Como una cordera que a la huerta sale
Yo sola me arriesgo pues nadie me saca.
Como se supone que siempre se vale,
Si bajo un ordeño me dan con la estaca.

Para que tirar patadas al aire enfadada
Y corresponder a aquel que me embiste,
Si siento las patas  juntas y atrapadas,
Al estar tan sola me bajan el alpiste.

El rabo sujetan al techo si espanto la mosca
Si molesto al moverme mientras se me ordeña.
En un cajetin estrecho pronto se me recoloca,
A veces, si mujo un poco me atan a una peña.




Si bajan los ingresos y aumentan los gastos
Un nuevo ordeño y menor ración de pasto,
Si el gasto crece y las cuentas no salen,
Un ordeño más largo para las que valen.

Si aumentan el gasto o se enfada el dueño
Un ordeño nocturno a mitad del sueño,
Si funciona lenta o se rompe la ordeñadora
Otro nuevo ordeño para esta servidora.

Ya pinten en oros, bastos o en espadas
Solo restan las copas para esta manada,
Si notas que tu ubre está sobreordeñada,
Canta a coro conmigo esta desesperada balada.

La cuestión es que pasa lo que no cae bien a mano:
No por mucho sobre ordeñar, amanece más temprano.