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La risa es la auténtica medida de la felicidad.



miércoles, 15 de mayo de 2013

La balada desesperada de la vaca sobreordeñada


Sobre ubres campechanas
Descansa esta gran avidez,
Repiquetean las campanas
De la muy temible dejadez.



Hay ya tantos loros finos zampando chocolate
Que las cuentas de loro son hoy tan voraces,
Más caras salen que bananas comiera un primate,
Cortar el chocolate psitaceo no sería un dislate.

No se comprende que se cargue más carga
Sobre la curva, débil y diminuta espalda,
Disfrutando los gordos de la manga larga,
Bailando los flacos con la más corta falda.

Tras los cristales oscuros de la opacidad
Los ordeños se suman de forma pasmosa,
Considera menos sórdida la triste realidad
Cuando las ordeñadas parecen hermosas.



Unas pocas gimen tan desesperadas,
En las plazas tristes de la operadora,
Cantando en voz alta la ilusión soñada
De romper la atadura de la ordeñadora.

La harina como premio consuela a otra vaca,
Pensando que la ubre al fin no es tan sobada,
Y cantando esta canción olvida el raca raca
Que pagando su pan se siente compensada.

Mientras la imaginación es la fuga más usada.
La manada brama poco en crónica desafinada,
Nadie impide que esta vaca sea  tan ordeñada
Que aburrida muge la balada desesperada.

Las ubres que en nombre de altos valores,
Tantos y tantos anhelan tener en sus dedos
O mamar los más mamarrachos ordeñadores,
Tienen grietas por donde se cuelan enredos.



Que podría yo decir que todos ya no sepan
Si cuando mujo quejas, alegría se interpreta,
En yacijas de tantas que hace que no quepan
En estas situaciones ya no sirven las tretas.

Como una cordera que a la huerta sale
Yo sola me arriesgo pues nadie me saca.
Como se supone que siempre se vale,
Si bajo un ordeño me dan con la estaca.

Para que tirar patadas al aire enfadada
Y corresponder a aquel que me embiste,
Si siento las patas  juntas y atrapadas,
Al estar tan sola me bajan el alpiste.

El rabo sujetan al techo si espanto la mosca
Si molesto al moverme mientras se me ordeña.
En un cajetin estrecho pronto se me recoloca,
A veces, si mujo un poco me atan a una peña.




Si bajan los ingresos y aumentan los gastos
Un nuevo ordeño y menor ración de pasto,
Si el gasto crece y las cuentas no salen,
Un ordeño más largo para las que valen.

Si aumentan el gasto o se enfada el dueño
Un ordeño nocturno a mitad del sueño,
Si funciona lenta o se rompe la ordeñadora
Otro nuevo ordeño para esta servidora.

Ya pinten en oros, bastos o en espadas
Solo restan las copas para esta manada,
Si notas que tu ubre está sobreordeñada,
Canta a coro conmigo esta desesperada balada.

La cuestión es que pasa lo que no cae bien a mano:
No por mucho sobre ordeñar, amanece más temprano.

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