Hablo en nombre de esos que llamáis
ociosos, son nada más y nada menos que los padres, las madres, hijos, hermanos
nuestros o cualquiera mismo que llega con una rotura sin cura: Solo que aquí no
hay ociosos ni necios, el mas torpe recoge higos y castañas.
Los ociosos puede que se refiera al vagabundeo de un mes de
recreo por el monte y regreso con un trofeo asombroso de una cabeza de ciervo con
su piel y que unos han comido solos.
Cuando regresáis con un muslo de
carne no aportáis más de que lo que os zampáis en las jornadas de descanso que
disfrutáis de comebellotas, y cuando regresáis al monte dejáis peor las
reservas de alimento que cuando llegasteis.
Antes, cuando los antepasados, la
carne era traída por un pequeño grupo según era cazada, mientras el grueso de
la partida seguía cazando y mandando lo que se iba obteniendo que podía ser
miel, grano, huevos o frutos; luego, ante la caza de una gran pieza regresaban
todos y en su gloria se les agasajaba con una fiesta.
Con estas últimas generaciones vuestras
la caza se come en el monte, lo que hace engordar e impide regresar de prisa y
cargados. Es necesario eliminar el mareo de la perdiz que parece que da de
comer a pocos y solo crea desigualdad e ilusionismo.
Nosotros queremos ayudarnos unos a
otros, no lo impidáis. Yo os pido que juguéis limpio y sin bloqueos, vosotros podéis
hacer lo que os convenga sin avasallar, pero dejad que los demás nos preparemos
para que la carga sea compartida. Sabemos que todos antes o después acabamos
dependiendo del pueblo.
Los que juegan con la ventaja de
disponer de los útiles ancestrales para ganarse el sustento piensan que todos
están como ellos sin saber que otros solo disponen de sus manos. Renunciad de
la herencia que es de todos y empecemos todos de nuevo bajo las mismas reglas
de competencia sana.
Dejad de verdad que podamos montar
una nueva tribu sin vosotros. No lo creo posible.
Honra la franqueza del que declara
sus verdaderas intenciones aun cuando estas no han sido suficiente valoradas en
sus consecuencias. No seréis la solución de nada, acabareis en la ruina y en el
camino habréis causado la de todos.
Todos necesitamos estar tranquilos
para hacer bien las cosas, para buscar comida es mejor estar tranquilo y bien
alimentado, compartir sirve para soportar mejor los tiempos de penuria. No es
necesario que todos nademos en la abundancia, sino que cada cual tenga al menos
lo imprescindible.
Lleváis muchas lunas hablando de que
cada uno se alimente a sí mismo y no explicáis como os alimentaréis vosotros
sin nosotros; lo que se os ha ocurrido no lo podréis llevar a cabo sin el uso
de la fortaleza de individuos
favorecidos por la herencia, la salud y la lozanía.
No es necesario que se rompa el arca
tribal, la población necesita que se garantice la estabilidad de la tribu, ya que
en acciones desesperadas se cometen más siniestros en contra de la conservación
de los bienes.
Lo que se necesita es crecer en habilidades,
se ha comprobado que clavando una rama en la tierra crece una higuera entera y al
poco tiempo da higos, hay que aprender a cultivar plantas cerca del poblado ya
que serán muy necesarias en épocas de carestía. Se trata de no agotar los
recursos.
Se requiere que naturalmente todos nos
esforcemos en conseguir suplir las necesidades de la comunidad. No es necesario
el cambio de reglas que favorezca solo a unos. Cambiemos lo mejorable y
mantengamos lo esencial.
Si no queréis seguir como hasta
ahora, dejad que nosotros aportemos los mínimos apoyos a los nuestros siguiendo
nuestras conciencias.
Todo es un todo. Todos para todos.
-
Se hará lo que yo diga – dijo Neandertal.
-
Neandertalia estará condenada –
empezaron a cantar las adivinas.
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