Pronto vi que el trapo es una trampa,
Que enfrente un lucero zarandea,
Qué poder irresistible me arrea,
Sin quererlo me lanzo como lanza.
Un clamor en la gente se levanta,
Cuando al paso el tejido se ladea,
El rival tan campante se pavonea,
El ruido del trueno no me espanta.
Con gran valor el cuerpo aguanta
La clavada del arpón que me espolea,
Mas el trapo otra vez me solivianta.
El dolor gran bramido me arranca,
La capa hacia delante me menea,
El sable, al fin, sella mi garganta.
Moraleja:
Este mundo coqueto
Te homenajea y dedica un soneto.
Se te despelleja
Y exhiben tu careto.
Si tienes genio inquieto
Por cuenta de la vieja
No compensa ser prieto
Si poco saco y mucho meto.
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