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sábado, 22 de marzo de 2014

El caso del Megacaso 1: pero..¿quién ha imputado al aforado?

El caso del Megacaso:
Capítulo 1:
Pero… ¿Quién ha imputado al aforado?

Camino del trabajo de vuelta de unas largas vacaciones a las que añadió unos días más por cierta indisposición física o enfermedad banal, Su Señoría se encaminaba al trabajo con la alegría de volver a la acción tras el merecido descanso. Se alegraba de vivir en aquella ciudad maravillosa que tiene ese olor especial a azahar en primavera y ambiente a fiesta todo el año. 

-         Mejor que en Nueva York, donde va a parar, esa mole de edificios que apenas dejan pasar el sol y esa ingente masa de gentes que vienen y van. Y el Maria Luisa no tiene, salvo el gran lago, nada que envidiar a Central Park. Se venía diciendo en el camino Su Señoría.

Al llegar al trabajo Su Señoría fue directamente a su despacho. En un momento pensó en entrar a ver a la Secretaria General o a algún compañero para enterarse de las novedades y dar un poco envidia del largo periodo de asueto. Pensó que era mejor no levantar ningún mal entendido, que la gente es muy mal pensada, y se dirigió directamente y con prisa a sus aposentos. No llevaba el trole que tanto le caracterizaba en las fotos de cierta fama.

Nada más verla llegar la secretaria de su sección se dirigió hacia ella y con sigilo cerró la puerta a su paso para evitar miradas y oídos indiscretos.

-         Señoría, cuanto lo siento, nos hemos quedado sin megacaso, Su Señoría que desgracia nos hemos quedado sin megacaso…
-         Ehhh, que dices, ¿sin mi megacaso?
-         Sí, Su señoría, resulta que cuando usted llamó para informar que estaba ligeramente indispuesta, la secretaria de la Secretaria General sufrió una fuerte peritonitis y no pudo tramitar su baja laboral y al ser ingresada nadie podía hacerlo por ella y …señor, señor,… La secretaria entendió que su ausencia era una ausencia laboral injustificada y sin plazo por lo que asignó inmediatamente a otra sección el megacaso cuyo nuevo titular más inmediatamente todavía inculpo al diputado que era consejero cuando empezó el megacaso y que usted no debía inculpar si no quería quedarse sin megacaso, y como el diputado es aforado el megacaso pasó al supremo que ya no puede devolverlo a no ser que haya una instrucción de una comisión que todavía no se ha formado y que aunque se haya comprobado que todo es un error no hay megacaso en nuestro caso y…
-         Nooooo, Nooooo, NNNoooo, nooo, Nooooooooooooooooooooooooooo, mi megacaso es mío y de nadie más, que me devuelvan mi megacaso
-         Se rumorea que el supremo va a absolver al diputado por prescripción en los plazos y…
-         Lo sabía, sabía que me arrebatarían mi megacaso, ¡mi megacasooooooo!, mi megacaso, mi …
-          
Una voz firme y fuerte la despertó entre sollozos:
-         Cariño, despierta es una pesadilla, que no estamos en Sevilla que seguimos en New York y hoy toca ir al MOMA y a ver el edificio de la UNO.
-         Eh, eh, eh… ein…

Ya despertada y comprobando que estaba en la habitación que recordaba haber utilizado las jornadas anteriores, se relajó, y su marido la pudo oír más serena y relajadamente por lo bajito:

- Mi megacaso, mi megacaso,   …. Mi tesoro. Viva Nueva York, donde va a parar, mucho mejor que Sevilla, donde va a parar, si no fuese por mi megacaso me quedaba aquí como Bibiana.



Siguiente capítulo: El caso del final del Megacaso si acaso.

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