Busqueda de la facultad del ingenio en la poco sencilla creatividad cómica

La risa es la auténtica medida de la felicidad.



viernes, 4 de mayo de 2012

Estás solo en la vida Erizete


Garbín Heart era el star system ambiental de la comunidad. Tenía un consulting de asesoramiento ambiental y urbanístico que supo especializar en exclusiva en la labor ambiental cuando la burbuja inmobiliaria parecía un globo sonda de color rojo fosforito y los servicios urbanísticos municipales de varias localidades le ofrecieron ponerle en nómina a cambio de que les pasase informes con conclusiones determinantes por escrito.

Empezaba a tener más comidas de trabajo con final de gran copeo y se veía en las televisiones locales más de lo que podía soportar. No lo soportó y decidió pasar a segunda fila.
Solo lo consiguió a medias. La gente lo saludaba por la calle y al menor pretexto le consultaba sobre los más variopintos temas, que él contestaba con cierta diligencia pasando la bola a cualquier organismo oficial competente.

Estuvo varios meses con gafas oscuras y poblada barba intentando pasar desapercibido; de aquella época le quedó la barba, aunque ya más arreglada y coqueta, lo que no impedía que se le siguiese reconociendo y parando por la calle.
Aquel día, después de una tormenta paseaba por delante de la verja del Paraíso cuando el custodio de la residencia, al que no conocía, se dirigió a él en confianza y le preguntó solemne:
-         ¿Es esto un Erizo, Garbín?
-         Claro, es un erizo joven – indicó Garbín Heart.
A su vez se llevó una ingrata sorpresa al descubrir la cabeza de la, sin duda por su mayor tamaño, madre del erizo Erizete con signos evidentes de haber sido partida en dos por la railería  de la puerta automática que permitía la subida de vehículos al Paraíso y se encontraba dividida en dos partes: una de ellas cabeza y algo de cuello con púas y a medio metro, el resto del cuerpo.
Acababa de finalizar una torrencial lluvia, por lo que Garbín Heart dedujo que Erizete y su madre habían salido de caza y, sorprendidos por la tormenta, fueron, al hacerse la bola protectora de los erizos, arrastrados monte abajo por la lluvia hasta que la puerta automática frenó su bajada y los paró; un vehículo que llegaba hizo accionar el mecanismo de apertura y el rail pilló a uno de los pinchos de la madre de Erizete que no pudo huir y sin remedio fue partida en dos por una rueda de hierro de apertura de la verja. Posiblemente Erizete la estaba llorando desconsolado al lado de su decapitada madre cuando al dejar de llover fue descubierto por el custodio y éste avisó a Garbín Heart, que enseguida se hizo cargo de la situación y cogiendo a Erizete de dos púas, lo colocó en una jardinera cercana.

El custodio recogió los restos de la madre eriza para darles urbana sepultura.


Todo el tiempo que trascurrió cuando descubrió a los humanos lo paso Erizete enroscado sobre sí mismo, protegido por sus púas. Tras ser colocado en la jardinera, Erizete pensó que aquel humano que le había sacado de la dura losa para colocarle en la cómoda, aunque mojada jardinera, tenía buenas intenciones.
Así cuando vio que se acercaba para hacerle las fotos con el móvil se dirigió a él en tono lamentoso:
-         Me he quedado solo, no se qué hacer, llévame contigo – le dijo Erizete con voz lastimera y apenas audible.
Garbín tenía cualidades telepáticas que solo él conocía.
-         En el fondo no hay retroceso, no puedo, eres de una especie protegida, sería un delito – le dijo Garbín Heart.  
-         Llévame contigo, llévame contigo -  clamaba Erizete, entre temor y desconsuelo.
-         No puedo, no te lo mereces. No te mereces un piso y una jaula cada vez que lo abandones. Tú te mereces este paraíso, un monte con vistas al mediterráneo, a las playas, al puerto, a la nueva zona de ocio del muelle 1, al Palmeral de las sorpresas, al Parque, a la Victoria, a la catedral, a los turistas. Te mereces extender tus dominios a Gibralfaro, la Alcazaba, el Teatro Romano, el Parador.
-         Ya, pero apenas he aprendido a volver a la cueva solo, apenas se buscar la comida.
-         Ya aprenderás si eres listo. Lo más importante es aprender a no ser comido y es mejor pasar hambre que correr riesgos. Ve despacio. Debes competir en este mundo de zorros y ventajistas, de rapaces y carroñeros. Con cuidado, tienes que aprender un oficio a tu medida, a especializarte en una actividad adaptable a tus intereses, a innovar para triunfar, a ser laborioso y emprendedor,  disciplinado, trabajador y metódico.
-         Necesito ayuda, ayúdame tú o que me ayude una ONG.
-         Nadie te va a ayudar sin coste, estás solo Erizete, tú debes buscar tu lugar en el mundo.  Da las gracias si los antiparadisíacos no facilitan tu caza mediante el cobro de una tasa para recaudar o “mejorar el control de poblaciones”.
-         Vaya ánimos que das.
-         Es lo que hay. Usa tu instinto, mejor que te vayas haciendo a la idea de que el mundo es una charca maloliente y tú vales más por lo que callas que por lo que se te oye.
-         Llévame contigo.
-         No pierdas más el tiempo, seguro que la riada ha dejado un montón de oportunidades para aprender ¡No hay que dejar pasar una buena crisis!
-         No haré nada hasta que el hambre me movilice.
-         Haz lo que quieras, mas nunca te rindas. Y se legal, al menos que tus reglas estén claras. Se honesto, no acumules más de lo necesario.
-         Gracias, vuelve alguna vez.
-         No lo dudes. Cuidate.

Estás solo en esta vida, Erizete. Y suelto tanto cabroncete.


AHORA QUE ERES EL PADRE,
TANTO PERRO QUE TE LADRE.

Tú tienes unos padres descomunales,
que te mastican el pan tan trabajado
y lo ponen en tu boca de privilegiado.
Con ellos se superan las dificultades.

Así te hiciste tú tan fuerte como eres,
con tanta educación y fuerza como tienes,
que te hace tan atractivo a las mujeres
y de ellas, a la mejor tú ya sostienes.

El tiempo pasa y no en balde te requiere
que asumas, que ya tienes churumbel,
aunque tu padre te ayuda lo que puede.
Hincar el callo es ahora tu quehacer.

Finalizada tu temporada de barbecho,
se acabaron los mimitos de tu madre.
Aunque hoy paguen poco por lo hecho,
no es hora que a los tuyos defraudes.  

Doscientas veinte horas,
Setecientos euros,
Disposición para todo,
Todavía contento.

Que tiene que nevar, va a hacer frío.
Que hay que tiritar, hay gran vacío.
Qué frío en el lío, qué lío en el frío.
Se acabó el tío páseme usted el río.
Empieza la noche de mediocre recrío.

Ahora eres tú el padre, amigo Eduardo,
Si hay un problema habrás de arreglarlo.

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