Busqueda de la facultad del ingenio en la poco sencilla creatividad cómica

La risa es la auténtica medida de la felicidad.



martes, 26 de julio de 2011

El caso del pepino clandestino

El caso del pepino clandestino o historia de un desatino.

En la hamburguesería estaban desquiciados, en el trimestre anterior se habían desprestigiado muchísimo y se perdieron muchísimos euros en la destrucción de ingentes cantidades de carne, leche y huevos contaminadas por dioxinas a causa del “enriquecimiento” clandestino de los piensos para alimentación animal con aceites industriales no comestibles.

Perder el dinero era malo, pero el desprestigio era mucho peor. La eficacia y seriedad de los Lander cuestionada para siempre.

El colmo llegaba ahora con el asunto de la epidemia de la bacteria tóxica mutante con cientos de enfermos y varios muertos por una cepa toxigénica.


La analítica era lo único clarito que tenían claro: el caso era causado por una cepa muy patógena de la bacteria Escherichia Coli, que producía unas toxinas de alta virulencia mutagénica.

El problema de la bacteria era que indicaba falta de higiene de los procesos de elaboración y estaba muy extendida por todos los ambientes, pero la cepa hemofílica era nueva y exclusiva de este caso epidémico.

Reunida la responsable de higiene de la hamburguesería con el Coordinador económico y el Redactor de publicidad del diario El espigón del espejo llegaron a la conclusión de que no se podía dejar pensar que el asunto fuese un problema de falta de eficacia y seriedad interna. Era necesario “echar balones fuera”, había que elegir un artículo forastero al que “cargar el mochuelo”.

-       Lo más acertado sería culpar a la cebolla chovin. Dijo la higienista.
-         Cómo, ¿sin pruebas fehacientes? Imposible, nos arriesgamos a la Tercera guerra mundial, ni hablar. Dijo el Coordinador económico.
-         Podría ser el vodka helado. Dijo el periodista.
-         Mucho peor, sería El Desastre Nuclear Asegurado, ni pensarlo. Hay que eliminar la posibilidad de conflictos geoestratégicos.
-         ..nnn De las muchas analíticas que hemos realizado, y de los muchos resultados positivos de todo tipo de productos, hay una de una verdura procedente del país del sol y la alegría que es positiva a coliformes, aunque no responde a la cepa ni a la variedad de la bacteria. Dijo la higienista.
-         Eh.. Magnifico, ya tenemos el presunto culpable. Dijeron al unísono periodista y coordinador. Y qué verdura es esa.
-         Un pepino calabacino.
-         Suena bien: La epidemia del pepino calabacino. A preparar los papeles. Dijo el coordinador. - Vais a ver como se les pasan las ganas de contar chistes y de bailar en las fiestas a esos indolentes que están de fiesta permanente.


El director del diario El espigón del espejo  se mostró satisfecho de haber encontrado una solución facilota y sin riesgos: el pepino de los invernaderos sureños donde trabajan inmigrantes a altas temperaturas. Sí, el culpable es ..sin miramientos el pepino meridional. Se gana tiempo y no se perjudicaban intereses próximos.

-       Helmut, si todo sale bien te subiré el sueldo.

Mal asunto se esperaba, había que presentar pronto el origen para dar carnaza a los medios sensacionalistas todavía preocupados por el caso de las dioxinas animales.

No bastaba que el pepino fuese cualquier pepino y sembrar dudas sobre el pepinillo agridulce local que pudiese comprometer los intereses tristones. Se necesitaba un gran pepino que fuese capaz de taponar el enorme flujo de incompetencia mostrado hasta ahora, sin sembrar la más mínima duda sobre los tristes.

Demostrar la procedencia de la Ecoli era fundamental para atajar la sangría diarreica y para dar sensación de control y eficacia. La cepa no era necesario tenerla en aras de la tardanza analítica.  Ni lo uno ni lo otro tenían  hasta ahora. Era necesario tomar nuevas muestras que reforzaran la tesis del pepino.

En uno de los casos clínicos, buscaron en la basura de una familia paciente en cuyos restos encontraron materia orgánica putrefacta de más de una semana “old”. La enviaron al laboratorio y ¡bingo!  … la analítica encontró la bacteria patógena de Ecoli buscada y … ¡bingo! De los putrefactos residuos orgánicos se pudo identificar, entre otros, al supuesto culpable del entérico problema: ¡había restos de pepino! Seguro que también había restos de hamburguesas, pero eso en Hamburguesería no interesaba.

- Son unos genios: han encontrado mierda en la basura.

¿Dónde había adquirido el paciente aquella verdura? De una tienda. ¿Y cuál era el origen de la verdura cucurbitácea? Desconocido.


No bastaba con una cabeza de turco (el pepino), era necesario tener el origen geográfico del chivo expiatorio.

Según se iban desarrollando los hechos, las primeras noticias culpando al pepino hicieron pensar en el sur alegre que se trataba de un error geográfico, si eran los pepinos, serían sus pepinos nórdicos y no los pepinos meridionales. Aquí no había casos ni problemas.

La Hamburguesería insistía en culpar al producto hortícola sureño, causando destrozos comerciales y por extensión, ya con carácter generalizado a cualquier verdura o fruta del País de la alegría, con cierre de frontera en cadena de países terceros alertados o con intereses comerciales patrios.

Frau Hamburger seguía ganando tiempo y no se perjudicaban intereses cercanos. Ellos (allí) contentos.

Aquí indignados, doblemente.

Mayo, era por mayo,
Cuando empieza la calor,
Los tristes nos apuntaban,
Los jóvenes tomaban Sol.

No se daban datos técnicos de la contaminación, todo empezaba a parecer oscuro y conspirativo.  ¿No serán los pepinos tristónicos y echan la culpa a los alegres?

En el sur sin casos ni enfermos, no se entendía semejante desatino y si allí se moría la gente sería cosa suya. Todos los casos de enfermos eran hamburguésicos autóctonos o importados de allí.
Al insistir desde el norte en que el origen eran los pepinos clandestinos ( según ciertas fuentes se habían desparramado durante el  transporte y manipulado  de forma errática o según otras fuentes se podían haber contaminado durante el envasado posterior en origen ), en el sur se pensó que algunos de ellos hacían mal uso de los pepinos y se los comían sin higiene, pero al ver a la Consejera de Agricultura de Andalegría (con dos ováricos cojones) echar pestes de los datos que daban los hamburguésicos y de su atrevimiento falsario y comerse los pepinos a bocados y enteros delante de las cámaras, dio confianza y la certeza de que era un desatino de los tristes.

Se empezó a pensar malas cosas: no será que allá arriba los usan de purgante tópico (¡pobres!) y luego, para ahorrar, se los comen como caramelos.

Podría ser. En las clínicas extraen de detrás cosas peores: teléfonos móviles, botellas de todo tipo, bolígrafos, etc.


Cuando empezaron a recular de la descabellada tesis, abandonaron la tesis del pepino, pero empezaron a buscar nuevos culpables. Al ser solo casos nórdicos se justificaron en un restaurante, El Sótano de la Patata (Kartoffel Keller), no abandonando las hortalizas, aunque fuera por el nombre. Pero un restaurante no “abastece” a millares de enfermos y además muchos de los pacientes no habían pisado ese restaurante.

Aquí se pensaba que se estaba protegiendo a un producto autóctono de prestigio, como las salchichas, las conservas de codillo o de col fermentada chukrut. O de los pepinillos agridulces, que también son pepinos, pero muy tristónicos.

Cuando ya no se pudo llegar más lejos en la metedura de pata las disculpas llegaron tarde, mal y tímidas; más preocupados en su propia justificación que en lanzar un Mea culpa.


Remataron la faena con culpable africano en crisis sociopolítica de bajas defensas con inri en los brotes de soja, no sin que recibieran el aviso de la Comisión paneuropea para que dejasen de especular.

Me río de la seriedad
y eficacia de los trísticos.
Me río de lo patético.
Cualquiera se fía ya
No me río del Rio Nilo.
¡Qué tristeza, qué frío da!


Es cuestión de tiempo: los últimos serán los primeros.
Si nos dejan.


1 comentario:

  1. Grande y grande Pedro.
    Me dejas azulinado, me sorprendes sobremanera con estas entradas.

    Bravo, eres genial.

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