Busqueda de la facultad del ingenio en la poco sencilla creatividad cómica

La risa es la auténtica medida de la felicidad.



sábado, 20 de junio de 2015

La teoría del cincuenta por ciento

Vaya por delante que creo que, casi, todos somos más felices al saber que se han encontrado los restos de Don Miguel de Cervantes Saavedra, como tan felices nos hace saber que se atribuye científicamente la autoría de un nuevo cuadro a Don Diego de Velázquez Silva, al igual que nos haría felices a muchos que se descubriese al verdadero autor de El Lazarillo de Tormes. Lo que pasa es que después en momentos tenebrosos nos viene la escéptica versión de pensar que algunos hallazgos están contaminados por intereses ajenos al ámbito cultural propiamente dicho.

Pasan trescientos años y como que se borra la verdadera huella del tiempo, falta la auténtica firma, el veraz documento, la incuestionable prueba del ADN o la irrefutable declaración de un testigo.
En una exitosa serie de televisión del túnel del tiempo ya están tardando en irse a reunir las pruebas que hagan falta, pero una cosa es la ficción serial y otra la cruda realidad.

Los expertos se dejan guiar por sumarle porcentajes a la teoría del 50%, ser o no ser, fifty- fifty, indicios, evidencias, criterios, suposiciones, declaraciones, votaciones, convencimientos, ausencia de teorías refutables, unanimidades al fin y al cabo. Eso, todos de acuerdo, nada que objetar.


Que sí, que es necesario poner las cosas en su sitio y que esto se tuvo que hacer antes como los ingleses con Shakespeare, pero nunca es tarde si la tumba es buena. Otros tres siglos y las pruebas habrán ido tomando rigor. Ahí estarán los informes precisos que el tiempo refrenda, los trazos, documentos verificadores, la prueba del carbono 14 que falta. Y a quien le va a importar dentro de unos siglos lo que se está afirmando ahora, el sitio de culto ya estará consolidado.   


El que quiera ver a Cervantes sin dudas debería ir a la Biblioteca Nacional.

Con estos ganamos todos y el barrio de las letras será más un barrio letrado (con nuevas placas conmemorativas). Nunca es tarde. Así sabremos que Segismunda es verdaderamente Sigismunda.

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