Busqueda de la facultad del ingenio en la poco sencilla creatividad cómica

La risa es la auténtica medida de la felicidad.



lunes, 23 de enero de 2012

El Robo del Milenio

El Director de Informativos del Canal Verdad entró de forma intempestiva en el plató, y de forma precipitada interrumpió el curso de la sesión del mediodía de las Telenoticias e informó por señas al realizador - que soy yo - para que entráramos en publicidad, pues, entendí, se tenían que hacer cambios importantes:

-         En un acto descabellado…han…han robado el Milenio.
-         Eh, qué…
Sonaba a notición, yo podía recordar varios “robos del siglo” como aquel Asalto al tren de Glasgow del que tanto se había hablado en mi infancia, o algo así como “El atraco más grande jamás contado”.
Me había quedado demasiado corto no hay nada como el robo de un milenio.

-         Es inaudito, han robado el Milenio – repitió el Director.
-          Pero, ¿qué Milenio? – dijimos varios al unísono con curiosidad exacerbada.

Los presentadores y técnicos se colocaron rodeando al Director, mientras este seguía gritando:

-         Nos hemos quedado sin él, sin nuestro Milenio…

La presentadora meteoróloga, Clara, conocida como La mujer del tiempo fugaz, por lo rápido que hablaba, indicó certeramente:
-         Serénese Director y dicte una concisa noticia de lo que quiere que se presente a la opinión pública, que la publicidad se está agotando.
-         Anote usted misma lo que yo vaya diciendo:

 "Unos malhechores, aprovechando la coyuntura de falta de legitimidad del Comité de Salvaguardia de los Intereses Comunes, tras el cese de todos sus miembros por el asunto “Trincones”, han comprado los derechos usufructuarios sobre las denominaciones de este milenio en el que nos encontramos, así como todas las derivaciones cronológicas y de división temporal incluidas en el milenio en el que estamos inmersos”.

-         ¿Se refiere al tercer milenio de nuestra era?

-         Sí, pero esa es la cuestión: no se le puede dar nombre al milenio sin permiso de los que ostentan sus derechos de denominación, tanto en referencia semántica como espacio-temporal. No se puede decir nada sobre este milenio sin miedo a que te demanden y acabes en el trullo.

La meteoróloga no estaba para tonterías semánticas, así que espetó con seguridad:

-         Bueno, pues hablaremos del siglo XXI, como hasta ahora.
-         No se puede – apuntó el Director – tienen todos los derechos de todas las denominaciones, de todas las fracciones de milenio, siglo, década, lustro, año, mes, día… etc., siempre que vayan referidas al milenio actual.

Los profesionales de la información a pesar de su gran bagaje profesional no acabábamos de captar la dimensión de la noticia.

De pronto sonó una voz viril y con la autoridad:

-         Entramos en antena dentro de dos minutos, … un minuto cincuenta segundos … minuto cuarenta segundos …
-         Qué tenemos entonces... ¿Clara, tomaste nota?
-         Sí, y se lo que se debe decir.
-         Vale, entra tu misma y lees tus notas lo mejor que puedas – dijo el Director de informativos --.

Clara entró en antena y no le hizo falta mirar sus notas, buscando la sencillez y el impacto de la noticia simplemente dijo:

-         Buenas tardes, el Milenio ha sido robado, la venta de unos derechos de uso y disfrute impide que se pueda hablar libremente del milenio en el que estamos, no podemos designar las fechas en las que estamos, no se puede hablar sin autorización de la cronología, no se puede decir ni  hablar del milenio que va después del segundo de nuestra era, no se puede hablar del siglo que vino después del siglo XX, no se puede decir… ni la fecha de hoy.

  Unos inversores desconocidos han comprado los derechos denominativos del tiempo y la lengua que se emplearán bajo licencia.


El Director, detrás de la cámara, movía girando los dos índices hacia delante indicándole que continuara, y ella lo hizo. Estaba en vena, por este asunto merecía la pena mojarse. Continuó, pero en antena se estaba emitiendo otra cuña publicitaria - lo dicho por Clara a continuación se emitiría en el programa  Informe Siete Jornadas (antes Semanal)-:

“- Es decir: No se puede hablar de fracciones de tiempo actuales, así como las denominaciones de todas las fracciones de milenio, siglo, década, lustro, año, mes, día… etc.

 Informa la Comisión Usufructuaria de los Derechos sobre el Milenio actual que, en un gesto de buena disposición hasta que se actualizan las tarifas de uso, se autoriza a los medios el uso de la fecha diaria en cada día, solo a efectos informativos”.

-         Todo un consuelo.

Luego, con el paso del Innombrable, la gente se ha acostumbrado a llamar así a todas las fracciones del Innombrable y ha ido perdiendo interés por lo que los filósofos llaman La dimensión ficticia o La inexistente cuarta dimensión.  En principio, han ido cerrando las relojerías, después… todo va cambiando. La gente vive el momento, el ahora es lo único que importa. El Innombrable ha perdido interés.
El Canal Verdad ha dejado de emitir las Telenoticias por falta de audiencia.

Nadie quiere ya que nos devuelvan el Milenio. Ni yo, que ahora soy músico callejero; gano menos, pero me rió más.

Jajá jajá. Jajá jajá. Jajá jajá. Jajá jajá. Etc.


El universal de las tenencias
Es habitual la independencia:

Como el acervo común
Es patrimonio de todos,
Si no los proteges tú
Se caerá todo el decoro.

Una ingente multitud
Abandonará los modos,
No habrá brújula del sur
Ni alegría ni tesoros.

El cielo perderá su azul
Respiraremos los lodos,
Una grieta en el testuz
Nos irá dejando solos.


Nadie va a quedar si no nos devuelven el Universal.

Hay un muro en la autopista
Donde se chocan los sueños
Punto negro no está en lista,
Los sueños no tienen dueño.

El habitual es independencia
Del universal de las tenencias.


Hay muchos con poca vista
Cuyo fondo es de un barreño
Que tienen gran pertenencia,
Pero no impiden su ordeño.

El habitual es independencia
Del universal de las tenencias.

Hay mundos tan descarados
Que ponen todo su empeño
En despertar sueños sagrados,
Aunque nos haga pequeños.

El universo es curvo y cambiante. Que cambie y se enderece.


jueves, 12 de enero de 2012

La alegría en el país de las televisiones prohibitivas

Cuando empezó a haber dos tipos de televisiones, todos se las prometían muy felices.
La televisión en abierto disponía de un montón de canales de todos los tipos y colores. Hasta había canales sin publicidad y emitían las películas sin cortes.

Los que veían los canales de pago se sentían satisfechos de poder elegir entre un sin fin de canales temáticos de todo tipo de gustos y sensibilidades, con una calidad siempre muy superior a un precio asequible a cualquier bolsillo con posibles.

Luego vinieron las crisis, con sus traspasos de canales en abierto al computo de los de pago, el incremento de los precios de los sistemas de pago, y el aumento desorbitado de la publicidad en los canales en abierto, hasta hacerles insufribles o a fuerza de paciencias con memorias de elefante para recordar el hilo de la trama en un océano de cuñas publicitarias.

La cantidad de personal que no podía permitirse el pago en dinero o en tiempo aumentaba de forma considerable en aquellos malos tiempos que ya parecían eternos. Las gentes abiertas recuperaron los olvidados hábitos de la lectura y de tocar instrumentos musicales en grupos improvisados; y con el tiempo se recuperaron las costumbres de reuniones de lectura con acompañamiento musical, conciertos domésticos gratuitos, reuniones gastronómicas con músicas e historias de aventuras reales o ficticias para todos los gustos y aficiones.
Esas reuniones dieron lugar a asociaciones para editar de forma doméstica sus composiciones y los libros que ellos mismos escribían, que iban pasando de mano en mano hasta desgastarse e incluso tener que empastarlos de nuevo.

Al principio, estas gentes que se consideraban excluidas de los privilegios que representaba el progreso técnico y científico fueron tomando conciencia de que su forma de vida sencilla  tenía sus ventajas: la gente se divertía a mogollón bailando y cantando, contando chistes e historias, riendo y soñando, amando y ayudando a los demás. Eran felices. A su parecer cualquier tiempo pasado fue peor.

Un buen día sin previo aviso descubrieron que de nuevo había vuelto la televisión en abierto, gratuita, con un montón de canales de todos los tipos y colores, sin publicidad y con las películas sin cortes.

¡Ohh nooo!, ¡otra vez la televisión no!

A la cueva acolchada.

Que he hecho yo para merecer tanta televisión, si con dos canales buenos me sobra dedicación:

Al principio parecía grandísimo invento.
Y lo es, no digo que no sea estupendo.
Por su rápido incremento: acaparador,
Con su poder devora todos los cuentos.

Nada más conocerse fue gran revuelo.
Con tan solo un canal todos contentos,
Toda la familia se reunía en el salón
Y comentaba lo que veía en aquel cajón.

Luego sacaron el canal dos, UHF valor,
La familia en eventos evitaba discusión
El culmen fue cuando se puso el color.
Y el horario ampliaban cada tres por dos.

El invento fue aumentando su seducción,
Que hasta se hizo un manejo tan ordinario
Que se puso de moda en pueblos y barrios,
Hasta pagando algo, el video comunitario.

Con las cadenas privadas, tan espabiladas,
Las ofertas se multiplicaron, la unión se truncó,
Aumentan las peleas por gustos de elección.
Y en vez de un aparato hubo que poner dos.

Con el mando a distancia mejoro el confort,
Sin moverte se cambia sin necesidad real,
No centrarse aumenta la insatisfacción
Y sin darte cuenta has cambiado el canal

Ahora con el TDT ha mejorado la visión
Aumentando los canales a mogollón
No se da abasto para ver lo que eliges
y el zaping no para de hacer infelices.

Muchas cosas se quedan en el tintero:
Teleclub, el cable, Internet, el pirateo,
Autonómicas, locales, el fútbol, dinero,
Pero eso es avispa de otro avispero.


El futuro, con esta crisis, no hay quien lo pare,
el que quiera aburrirse que se lo pague.


Siglos de cosas sencillas
que siempre funcionaron
contadas a  luz de velas
las técnicas destrozaron.

Yo no merezco tanto, lo saben,
me pondrán una cuota, lo se.