Soy un sabueso, bueno, ya saben.., como se llama en la jerga a los de mi profesión, sabuesos, investigador privado, en fin, un detective por cuenta propia, y ajena si ustedes contratan mis servicios.
Soy un flamante licenciado en Criminología por la UMA. Bueno, me queda por saber la nota de la última asignatura, pero me ha asegurado el bedel que el “cátedro” esta muy harto y va a dar aprobado general este septiembre para reducir alumnos en el próximo curso ya que no le llega con los recortes ni para hojas de examen.
A mí no me gusta perder el tiempo, una cosa es que estés buscando ocio y otra no hacer nada, yo para no hacer nada no valgo: o busco ocio o hago cosas también muy prácticas, como montármelo para tener tiempo para buscar ocio. No me gusta suspender, pero para acabar una carrera hay que estudiar mucho y estudiar, lo que se dice estudiar, nunca fue lo mío. Siempre me fue más fácil averiguar el examen que me iban a poner que estudiarlo. Móntatelo Mario fue siempre mi lema.
Ahora toca montármelo de otra manera, ayer estuve en Hacienda informándome de cómo darse de alta en Actividades Económicas. Hoy mismo he ido a un gestor vecino mío para montar mi propia Agencia de Detectives Mario Gómez, así me llamo yo.
Como yo habrá pocos en este oficio, seguro, me imagino como siempre.. por adelantado, nunca dejando que me obstaculicen los acontecimientos cotidianos, siempre buscando.. Y encontrando o no, no perder de vista el Material de derribo o similares que pululan por los alrededores.
Nada más acabar el examen de esta última asignatura me puse manos a la obra para ir buscando casos de mi futura Agencia y no tarde ni una tarde en encontrar uno interesante. Quién no se moja no se refresca.
Esa misma tarde me fui a la Calle Alcazabilla a uno de esas inmejorables terrazas que allí se están organizando, donde hay mucho que ver y tanto que mirar y viceversa, que me sorprendí a mi mismo mirando del revés.
Ya me iba, cuando lo vi.., no sabía que ahora estaba allí, lo habían mudado, le recordaba en otro sitio más apacible y agradable.
Recuerdo que de niño mi abuelo me llevaba los domingos a visitar la Alcazaba, luego tras subir a ver el puerto desde arriba, bajábamos y mi abuelo se sentaba en un banco a leer, mientras yo correteaba por los jardines de abajo y rodeaba la estatua, me recuerdo la primera vez con un camión de plástico atado a una guita por la sombra de los naranjos. Luego hubo muchas otras veces.
Aquella estatua estaba alta, recuerdo, alta porque yo era niño bajito y porque tenía un hermoso pedestal, que quiero recordar de granito blanco. Luego, cuando aprendí a leer, supe de quién eran aquellos jardines por un cartel de azulejos con una carcasa de hierro que les protegía y con unas bonitas letras de época en relieve.
Aquel señor de la estatua parecía un sabio muy sabio y yo ya sabía ya que nunca podría conocer a un sabio tan sabio como él.
Años después supe que aquel sabio era un judío musulmán poeta y filósofo. Cómo no iba ser sabio con dos carreras y dos religiones.
Como decía, lo vi al fondo tapado por los clientes de una de las terrazas, apenas visible entre toneles y escorrentías, como un ciudadano de a píe, sin pedestal, sin su pedestal. Dónde estaría su pedestal. Lo vi triste, no lo recordaba tan triste. Lo habían cambiado de sitio y aquel lugar lo incomodaba. No tiene el mismo rictus un rostro visto desde abajo que al lado
Un año que mi padre se fue a trabajar fuera y nos mudamos todos con él a Madrid, rememoraba mi ciudad recordando aquellos jardines, aquella estatua y a mi abuelo leyendo.
Hay veces que es bueno que cambien ciertas cosas, otras no entiendo por qué se recortan las alegrías.
Caminé 50 metros hasta sus antiguos jardines que estaban un poco cambiados, conservaban sus naranjos, pero se encontraban divididos por una verja que los había repartido entre la calle y la ampliación del Teatro Romano. Había sitio para él y su estatua a un lado o a otro de la verja, y mejor en cualquiera de ambos lados que en la nueva ubicación donde lo encontré triste y cabizbajo.
El sitio podría ser lo de menos si no lo hubiesen despojado de su altura, pero.. dónde estaría su pedestal.
El pedestal era suyo, no de nadie, no del alcalde, no del concejal, cada estatua con su pedestal. Y cada bárbaro con su barbaridad.
¿Dónde estará el pedestal? Aquí estaba el primer trabajo de mi Agencia de Detectives, no es que sirva económicamente de mucho, pero así voy cogiendo experiencia. En las próximas semanas me dedicaría a encontrar el pedestal de la estatua de Avicebrón.
Ibn Gabirol tenía hasta hace unos años unos jardines propios en la Calle Alcazabilla, entre La Alcazaba y el Teatro Romano de Málaga. El entorno había entrado en grandes obras y mejorado mucho, lo habían convertido en el cogollito turístico de la ciudad: Postreras del Museo Picasso, Calle Alcazabilla peatonal con una diminuta Pirámide del Louvre que dejaba ver destapadas las antiguas industrias romanas de Garum, Teatro Romano recuperado y su Centro de interpretación decorado con párrafos de la Lex Flavia Malacitana, arriba La Alcazaba y el Centro Arqueológico, el Cine Albeniz, La Judería, El Museo de la Aduana en remodelación. Había subido el nivel de todo el lugar, pero la filosofía y la poesía habían bajado de categoría con el traslado y escaqueado del pedestal.
Ibn Gabirol, Avicebrón o Avengabrol, - el sabio necesita tres sobrenombres para designarlo y casi una página completa para designar sus nombres completos en hebreo, árabe o latino – estaba triste. No solo había perdido su pedestal, había perdido de nuevo la dignidad, recuperada cuando colocaron su estatua y le dedicaron aquellos entrañables jardines.
Es como cuando el equipo de un goleador de fútbol gana la liga y a él le mandan la temporada siguiente a un equipo de segunda división. Debe dar una pena. Pena, penita, pena.
Empecé mis indagaciones y fui a preguntar al Ayuntamiento, nadie sabía nada. ¿Dónde está el pedestal?. Silencio por respuesta. Tan sólo un conserje del Hospital Noble fue el único que me dio pistas.
- Creo que lo quieren mudar a la Plaza de la Nieve cuando esta termine o a cualquier rincón de la judería donde tenga baja visibilidad.
- ¿Baja visibilidad?, por qué, es uno de los malagueños más ilustres, y el más orgulloso de ser malagueño, se hacía llamar Al Malaquí, El malagueño.
- Ya, pero es morito, no va con estos tiempos.
- No es morito, es un hebreo hispano árabe.
- Pues eso.
- Pero ..si los franciscanos y los dominicos polemizaban sobre sus enseñanzas y pensaban que era un autor cristiano el autor de La fuente de la Vida.
- Ya, ..otro gallo cantaría si tuviese en la estatua cualquiera de esos dos hábitos, pero con esa pinta de.. de Ibn Gabirol.
Vaya con las “apariencias” pasadas de moda.
Estoy desolado, el alcalde no se me pone al teléfono, la concejala no me recibe, el conserje no quiere comprometerse más, nadie en el Ayuntamiento me dice nada, de puertas adentro cuando entro en un departamento se produce un silencio sepulcral con todos trabajando a un nivel que si me quedase una hora diaria se acabaría el trabajo atrasado en dos semanas. Así no hay quién investigue un mijo.
Una novieta mía, que está en tercero de Derecho, dice que el caso es:
- Una especie de expropiación de bienes.
- Una conculcación de los derechos adquiridos del señor Salomón Ibn Gabirol con respecto a sus jardines.
- Si no aparece el pedestal será un caso de escaqueo de la responsabilidad patrimonial general y su no restablecimiento un agravio muy personal a este prócer patrio.
- Un ataque al laicismo institucional.
Malos tiempos para la lírica. Dónde, dónde está el pedestal del reconvertido en ciudadano de a píe. No lo habrán tirado a la papelera los chupatintas de tres al cuarto.
No me rindo, pero así no puedo concluir el caso por ahora. Se van a enterar cuando acabe oficialmente la carrera. Y sobre todo, cuando acabe Derecho esta novia mía.
Unos al ras del suelo y otros tocando los cielos.
Desde aquí todos los días
Disfruto y veo la bahía
Pero, más disfrutaría
Si los que pasaran vieran
De cerca mis alegrías
Y los turistas me hicieran
Alguna fotografía
Que las alturas me velan.
Mientras pasan unos días sugiero una suscripción pública para colocar a Ibn Gabirol una peana más alta que la del “Monumento al Turista” sito en la localidad de Torremolinos.
Nightmare Band
Ayer soñé con el burrito del Parque, machaconamente me cantaba esta canción:
Como siempre a ras de suelo
Para que suban los niños
Siempre mantengo el anhelo
En mi lomo un gran cariño
Con el cariño que espero.
Hay noches que me desvelo
Pensando que me han subido
En un pie de caramelo
Y me cambian el destino
Chupatintas del tintero.
Un sabueso nunca abandona un buen rastro. Soy un sabueso. Se van a enterar de lo que vale una peana.
Por lo pronto, que se entere alguien de los organizadores de la Suscripción pública.
Va en serio.
Un sabueso nunca deja suelta una coma.
Continuará.