Tras
el protagonismo que tuvo durante el siglo XX, Berlin ahora trata de
parecer un lugar renovado que protagonice un nuevo encuentro entre
sus habitantes y los cada vez más numerosos visitantes, con
determinación amable y proyectiva en lo más moderno y esperanzador
de la nueva etapa de unión y reconciliación...
Se
vislumbra una ciudad consciente de que el nuevo juego se ha de basar
en el respeto y la convivencia en el que las palabras suenen algo más
que declaraciones de solemne intención pasando a los hechos.
Igualdad, convivencia, tolerancia, interactuación, acogida,
serenidad, respeto, amabilidad, solidaridad … son palabras que que
perfilan como muy integradas en las intenciones de la población,
sobre todo en la juventud. Ante este ambiente el pasajero no puede
quedar impasible...
Cada
lugar tiene su cosa, pero Berlin tiene muchas cosas, cosas que se
ven, cosas ocultas, que se intuyen, para olvidar, para rememorar,
para la introspección, para el posicionamiento, para disfrutar, para
descubrir, para la reconciliación, para la esperanza, cosas...
Ahí están los memoriales de las victimas de las represiones, los restos
del Muro, los restos de la división de la ciudad, la ciudad
alternativa, los mercadillos, los museos, los murales, los
vanguardistas,...
También
se nota el lugar para la especulación, el stres, los lugareños
enfadados con la masificación de los visitantes, la competitividad,
prisas, atascos, supermercadeos,...
Yo
he visitado Berlin y me siento mejor persona, que me dure.